El Museo de Fuente de Álamo es un proyecto ambicioso que nació para ser un referente del legado histórico y artístico del municipio.
Promovido por el Ayuntamiento e inaugurado en 2007, el edificio se concibió como un “gran contenedor de arte”, con un solemne acceso enmarcado por dos grandes paños de piedra. Conceptualmente el volumen se abre al norte hacia la plaza de acceso y se cierra lateralmente hacia la carretera.
En su interior el edificio es muy diáfano y consta de dos plantas sobre rasante, unidas por un gran espacio a doble altura, donde se ubica la recepción y la escalera más emblemática del conjunto.
También dispone de una planta de sótano volcada hacia un patio inglés, que permite el acceso directo de luz natural y le confiere una gran versatilidad de uso.
De esta forma, la planta baja recoge la exposición permanente de Etnografía, la planta primera está destinada a la colección de obras ganadoras del Concurso Internacional de Pintura Villa de Fuente Álamo, y la planta de sótano se utiliza tanto para exposiciones temporales como para talleres formativos de pintura, escultura, cerámica y fotografía.
Desde el punto de vista funcional, todos los servicios se aglutinan en una banda lateral, que queda marcada en la fachada principal con una pieza más baja, de forma que se potencia la simetría del conjunto. La coronación del acceso con un gran dintel azul en continuidad con el resto de las carpinterías exteriores es también un signo distintivo, que le imprime un carácter diferenciador.
Creo que una de las mayores virtudes del Museo es haberse convertido en un “espacio vivo” que ha permitido acercar el arte y la historia a los ciudadanos de forma tanto teórica como práctica, y espero que así siga siendo en el futuro.
Actualmente, en la plaza de acceso se exponen esculturas de José Planes y Pepe Yagues y en su salas han expuesto pintores de la talla de Pedro Cano.